Un estudio liderado por la Universidad de Bergen (Noruega) indica que el placer que genera la música deriva de la combinación de incertidumbre y sorpresa que se siente al escuchar una sucesión de acordes musicales y canciones.
El estudio centra su interés en los mecanismos involucrados en la generación de placer por medio de la música. ¿Cómo se ordenan los sonidos y cómo responde el cerebro ante el estimulo de la música?.
También, nos invita a pensar: cómo es qué a través de la música se puede llegar a dar un modo de relación en la que se expresen motivaciones de sentidos compartidos entre quien ejecuta y quién escucha música?
Sí es posible que, entre quién crea y escucha la música, puedan llegar a interactuar por medio de los significados de las canciones y sonidos, aún sin llegar a conocerse, y disfrutar de una experiencia musical compartida?
“Es fascinante que las personas puedan disfrutar de una pieza musical simplemente por cómo se ordenan los sonidos en el tiempo”, dice Vincent Cheung del Instituto Max Planck de Ciencias Cognitivas y Cerebrales Humanas, autor del trabajo que publica la revista Current Biology. Pero también puede ser extremadamente fascinante poder llegar a comprender ¿cómo la música se transforma en una fiel compañera en algunas etapas de la vida?
El sentido que se le puede dar a la música, como un medio de encuentro e interacción, entre quién la crea, la interpreta y la escucha, una experiencia que puede trascender espacios, tiempos y cualquier momento vital.
Factores Intervinientes
La música es incertidumbre y sorpresa, pero quizás también es una acción social con sentido y significados que se intercambian, que producen un universo compartido de sentidos, de significados y de disfrute.
Existe placer y disfrute, no porque se escuche música, sino porque alguien la pensó, creo y le dio una secuencia y un sentido para que otro la reciba y la haga suya, esa es la motivación y sentido inicial.
Hasta ahora, no se sabía por qué nuestras expectativas sobre una canción pueden provocar placer ya que, según los autores, la mayoría de los estudios se centraban solo en la influencia del factor sorpresa.
“Las canciones que encontramos agradables son probablemente aquellas que logran un buen equilibrio entre saber lo que sucederá después y logran sorprendernos con algo que no esperábamos».
Esto es sorprendente como descubrimiento, porque pone de evidencia cómo vivimos naturalizando lo que nos pasa en la vida cotidiana y como nos acostumbramos a la comodidad de saber qué nos depara a cada momento con cada acción. La música viene a sacarnos del a-costumbramiento y la comodidad de lo esperable, que nos impide disfrutar de lo nuevo en lo cotidiano.
Comprender cómo la música activa nuestro sistema del placer en el cerebro podría explicar por qué escuchar música nos ayuda a sentirnos bien y estar abiertos a la incertidumbre y la sorpresa”, añade Cheung.
Para llegar a los resultados obtenidos los investigadores evaluaron los indicadores de expectativa y sorpresa, de 80.000 acordes en 745 canciones clásicas recogidas en una famosa revista semanal estadounidense, especializada en información musical.
Utilizaron un modelo de aprendizaje automático (una rama informática de inteligencia artificial) para cuantificar matemáticamente dos aspectos: la incertidumbre y la sorpresa que provocaba en los oyentes la progresión de estos acordes.
A demás, quitaron la letra y la melodía de las canciones para evitar que los oyentes no pudieran reconocerlas. “De hecho, ningún participante consiguió reconocerlas», según Stefan Koelsch, profesor de la universidad de Noruega y autor principal del estudio.
Por otro lado, cuando las personas no sabían lo que vendría después, apreciaban más que los acordes posteriores fueran sorprendentes. Por tanto, lo importante parece ser es que haya equilibrio en la combinación.
Afirman que han «demostrado que el placer depende de la interacción entre los estados de expectativa retrospectiva y prospectiva”: cómo examinamos un tiempo pasado para evocarlo o recordarlo y cómo conectamos con las posibilidades futuras, a partir de lo que somos hoy.
En una oportunidad, una persona mayor, integrante de un Taller Psicosocial, afirmó luego de una actividad con música: -«volver al pasado por la música y ahora vernos de grande nos hace crecer, para no crecer solo en edad, yo quiero seguir creciendo en sabiduría de grande, seguir disfrutando de la incertidumbre que me provoca aprender nuevas cosas». Expresando con esto que por la música podemos evocar el pasado, reflexionar sobre el presente y proyectarnos al futuro inquietante, pero novesoso.
El estudio refiere que, “probablemente, muchos compositores como Bach o Mozart ya conocían esta conexión y por eso fueron tan exitosos. Es posible que en el futuro veamos más música producida mediante inteligencia artificial y que la tecnología con sus algoritmos se basen en gran medida en nuestros actuales hallazgos”, declara Koelsch.
Pero, la música, siempre tendrá la «magia» de sacarnos de la monotonía y conectarnos con el placer, porque no es una acción vacía y al azar, es una acción con sentido de un creador pensando en como conectar con los significados de su destinatario, sobre todo nos interesa aquella música que sirve para una reflexión retrospectiva y proyección al futuro, tan necesaria en la vejez.
Las respuestas del cerebro ante la música y el encuentro con los otros
El placer que sentimos con la música se refleja en tres regiones cerebrales: la amígdala, el hipocampo y la corteza auditiva. La amígdala cerebral se vincula con la regulación emocional, el control de las emociones y sentimientos. Por ejemplo, las respuestas ante el miedo o la prudencia. El hipocampo con el aprendizaje, la memoria y la orientación espacial. Y la corteza auditiva sobre la información auditiva.
Durante mucho tiempo se estudió el núcleo accumbens –un área cerebral o ‘centro de placer’ que procesa las expectativas de recompensa – y se creyó que este reaccionaba ante la sorpresa que sentían los individuos al escuchar un acorde que no esperaban.
“Sin embargo, esta área realmente no reaccionaba por el factor sorpresa, sino por la incertidumbre que había en la mente de los oyentes, lo que provocaba que quisieran escuchar el siguiente acorde”, explica el autor.
Este hallazgo podría hacer que en el futuro se valore la combinación de estos dos factores –expectativa y sorpresa– en los efectos que tienen en las personas, otras formas de arte como la danza o el cine. A demás, de lo que a nuestro entender, produce el encuentro social con otras personas al construir un mundo de sentidos compartidos, al intercambiar significados de lo que nos gustan o los intereses compartidos.
El siguiente paso de los investigadores es observar cómo fluye la información a través de diferentes partes del cerebro con el tiempo y saber por qué a la gente se le pone la «piel de gallina» con la música o en el encuentro con otros.
La Música y el Encuentro Social
Hay un gran potencial en averiguar que acontece a nivel cerebral cuando interactuamos con otros, por medio de la música, para entender mejor por qué disfrutamos de la música, y del encuentro humano. Preguntarnos también lo que significa ser humano y porque nos produce placer estar con otros.
Alfred Shutz, sociólogo y filosofo austriaco; encontró que esta misma incertidumbre existe en la mente de las personas en el encuentro cara a cara, y se puede develar sólo en la vida cotidiana y en la relación de intersubjetividad que producen las personas cuando se encuentran para compartir lo que él llama un «mundo de sentidos y significados compartidos«. El mismo «puente» que podemos hacer por medio de la música.
Quizás, entonces, sea por esto que nos hace tanto bien, además de la música el encuentro con otros, porque opera la incertidumbre y la sorpresa de lo nuevo.
Por eso necesitamos seguir asumiendo una postura de aprendizaje frente a la vida y originar y vivenciar la incertidumbre, que esta sea parte en nuestra cotidianidad, que sea la que nos devuelva el placer y el disfrute de la vida.
Fuente: https://www.agenciasinc.es/Noticias/Por-que-disfrutamos-tanto-con-las-canciones
Referencia bibliográfica:
Cheung et al. «Uncertainty and Surprise Jointly Predict Musical Pleasure and Amygdala, Hippocampus, and Auditory Cortex Activity». Current Biology. 7 de noviembre de 2019. DOI: https://www.cell.com/current-biology/fulltext/S0960-9822(19)31258-8