Tecnología y Buen Trato

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Hace tres años comenzábamos a transitar la idea de pensar en un espacio de formación permanente usando las redes sociales y la red mundial de internet para implementar un Aula de Aprendizaje para Personas Mayores. 

No porque «mágicamente» hubiéramos descubierto que sería parte del aprendizaje en el futuro, (o el presente) sino porque las personas con las que trabajamos creyeron que era lo que necesitaban y estaban dispuestas a asumir el desafío de aprender y apropiarse de conocimientos para su vida.

Después de tres años de esfuerzos por mostrar esta necesidad de un Aula Mayor, asistimos a un presente con una crisis educativa en la que por las disposiciones del aislamiento social, ha cobrado gran interés y demanda lo que algunos especialistas denominan Aulas Virtuales y «Tecnologías Emergentes» o tecnologías surgidas en el presente. 

«Tecnologías Emeregentes» es un concepto para diferenciar, que en la historia de una forma u otra, la tecnología estuvo para «dominar el entorno y mejorar la adaptación al medio». Con el fuego, la rueda, la imprenta,etcétera. Pero, en el presente, surgen tecnologías emergentes como una respuesta nueva a la construcción de un nuevo contexto vital. 

Podríamos preguntarnos: ¿Qué pasaría si intentamos vivir en un contexto vital nuevo con tecnologías, conocimientos y técnicas del pasado?

En las experiencias de trabajo con personas mayores hemos conocido personas que creen haber descubierto que el sentido de la vida se encuentra en el proceso de aprendizaje permanente que permite construir un lugar mejor para el futuro. Pero también otras, que han quedado viviendo un presente con ideas y presupuestos arcaicos del pasado. 

Las Tecnologías Emergentes 

Las tecnologías emergentes no son nuevas tecnologías, son distintas, cada tiempo ha tenido sus propias tecnologías emergentes, con conocimientos aplicados a técnicas, dispositivos, instrumentos, aparatos y procedimientos propios de un campo, que con el paso del tiempo hay que revisar y tamizar. 

Los conocimientos, técnicas, e instrumentos de las tecnologías emergentes traen consigo la necesidad de incorporar ciertas habilidades para poder contar la capacidad de usarlas y apropiarselas, por ejemplo para hacer una videollamada o solicitar un turno se necesita de un aparato, pero también tener la habilidad de manejar el dispositivo. 

Nos hemos encontrado con la realidad de que, el acceso a estos dispositivos y el aprendizaje de las habilidades de uso de Tecnologías Emergentes, circulan por ámbitos distintos al de las personas interesadas y necesitadas en aprender. 

Es la situación de las personas mayores frente a las tecnologías emergentes que quieren aprender a usar un teléfono celular o necesitan aprender a manejar un cajero o el Home Banking. Los espacios y circuitos por donde transitan estos nuevos aprendizajes no son los de su red de relaciones, no son incluidos, o son distintos y por lo tanto inaccesibles. 

Por ejemplo, el Estado implementa políticas de acceso a las tecnologías emergentes para personas mayores en las Universidades, pero no siempre es el circuito donde transitan o acceden las personas que necesitan estas habilidades. Generando mayor desigualdad.

Más bien sacan rédito de la publicidad con una imagen «romántica» de la vejez en un contexto de necesidad. Cuando en realidad se ha probado en muchos estudios que las personas que han circulado y alcanzado mayor trayectoria educativa son los que mejor calidad de vida pueden alcanzar. 

Por eso los que representan la ciudadanía en el Estado deben repensar en qué ámbitos  circula la necesidad, a quienes y dónde garantizar mayor igualdad. 

Por lo antes expuesto, es que podríamos afirmar que la desigualdad educativa en la vejez es una forma de maltrato, cuando no se puede garantizar el acceso y uso de las tecnologías emergentes para personas mayores interesadas en aprender y sin los espacios y recursos necesarios.

Reconocemos también que, a menudo, se construye una imagen romántica de la política sobre vejez cuando se entrega un aparato y no se garantiza la conectividad y la enseñanza del funcionamiento.

El Sentido del Buen Trato 

Las políticas de inclusión tecnológica del Estado, que garanticen igualdad, deben poder crear circuito nuevos donde se  posibilite la accesibilidad y el acceso a la educación permanente. 

El Buen Trato de las personas mayores es el reconocimiento de la persona en igualdad de condiciones en el acceso a aprender sin discriminación de ningún tipo. 

¿Qué es el Buen Trato?

«Es el reconocimiento de las posibilidades y potencialidades físicas, psicosociales, emocionales, educativas y espirituales de la persona mayor en su entorno y en la interacción con los demás». 

El #BuenTrato implica asumir el reconocimiento de la totalidad del «otro» como persona,  como sujeto de aprendizaje y capacidades. Sin capacidades desarrolladas difícilmente podamos estar incluidos socialmente. 

El #BuenTrato es una construcción humana que implica un ejercicio de reconocimiento directo de las necesidades, sin la mediación de metáforas ni imágenes románticas sobre la vejez. Porque esto puede contribuir a naturalizar más el mal trato. 

El #BuenTrato es una relación de co-responsabilidad mutua.  Auto-convocarnos al respecto mutuo como sujetos humanos, todos envejecientes.

El #BuenTrato es una práctica social surgida de una disposición interna, del intercambio empático y el reconocimiento de las necesidades del otro y las personales. 

El #BuenTrato genera, en el intercambio, relaciones de satisfacción y bienestar por las capacidades y necesidades singulares reconocidas de la persona. 

La mediación del #BuenTrato es el intercambio y la interacción de la persona humana. No somos objetos.  Somos productores de relaciones que necesitamos de los otros para autorrealizarnos.

Perdemos o negamos el #BuenTrato cuando dejamos de mirarnos y comunicarnos desde el desconocimiento de la necesidad mutua y nos hundimos en el egoísmo y el narcisismo.

De la misma forma que el acceso a las Tecnologías Emergentes es un derecho para todas las personas, sin discriminación de edades y condiciones socio-económicas, el Buen Trato es un derecho humano y una practica social a la que todos tenemos el derecho de acceder sin diferenciación de ningún tipo.

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