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La Educación para una vejez con  Bienestar

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La Educación del Movimiento Activo y Saludable

Cuenta Leonardo Boff en el prólogo de su obra “Pedagogía de la Esperanza” 5ta.ed. (2002), que una persona mayor había permanecido inmutable en uno de sus cursos sobre salud popular durante varías semanas, al finalizar sólo se le pidió que mencionara una “palabra generadora” y él, luego de pensar un minuto, respondió con una frase magistral: “salud es liberar el cuerpo”. Ante semejante sorpresa le dijeron: “pensamos que usted era mudo”; a lo que él respondió, no soy mudo, sólo he permanecido en un Silencio Activo”.

Esta forma de aprender, desde un silencio activo, expresada en esta singular anécdota, podemos visualizarla actualmente como un “Movimiento Activo”, con hechos educativos concretos.

Las nuevas tecnologías de comunicación e información nos alertan sobre personas mayores cerrando actividades educativas anuales en un escenario de danzas, en una muestra final de artes, en un curso de idioma, o dando un concierto y disfrutando de la música, etcétera. Además, ellos incrementan las demandas de nuevas oportunidades educativas para proyectar un nuevo año de aprendizaje.

Sobre este hecho social, nos preguntamos ¿qué fue lo que cambió? ¿Por qué hoy es posible disfrutar de la educación y el aprendizaje en todas las etapas de la vida? ¿Qué relevancia tienen las nuevas tecnologías en el aprendizaje? ¿Cómo es que un elemento electrónico móvil puede ser un recurso para prepararnos para la vejez y un envejecimiento con bienestar?

La nueva gerontología dice que estamos en presencia de “nuevas prácticas educativas denominadas educación para la vejez y el envejecimiento”, un área de estudio y de práctica que se ha desarrollado en las últimas cuatro décadas, tanto en nuestro país como en otros países. La demanda de esta nuevas formas de educación para la vejez han surgido a partir de factores como el incremento acelerado de personas mayores, una mayor expectativa de vida, cambios en la organización social, cultural y política, el impacto de las nuevas tecnología de la información y comunicación, la necesidad de nuevos conocimientos, nuevas formas de asumir la vejez y el envejecimiento desde una perspectiva de derechos y con un compromiso activo.

Para estas nuevas condiciones sociales la educación ya no es propiedad de una determinada edad ni institución, hoy las personas de 75 años y más están haciendo talleres de oratoria, de escritura, redes sociales o idiomas entre otros aprendizajes. Los mayores activos son un movimiento activo que están ejerciendo el derecho de acceso a nuevos aprendizajes. Para disfrutar del conocimiento y también para resolver de nuevas formas de estar en sociedad.

Están construyendo una nueva mirada sobre la vejez, activa y con bienestar. Pero también buscan resolver la necesidad de inclusión permanente en su entorno social, incorporando las nuevas tecnologías, conformando nuevas redes sociales que brinden autonomía e independencia. Aspectos que también inciden sobre la construcción de esta nueva área.

Área educativa que debe promover contenidos gerontológicos preparatorios para la vejez y para un envejecimiento con disfrute de la etapa vital. Tomando la vejez no como una cuestión de edad, sino como una construcción cultural, una nueva especificidad en educación que se ocupe de proporcionar y producir aquellos conocimientos que brinde una nueva forma de percibir la cultura, entender la realidad e incorporarse en el mundo, desde una cosmovisión saludable, con la cual permanecer integrados. Sin malestar, enfermedad, soledad, aislamiento y exclusión social.

Actualmente, hay especialistas que ya han puesto las bases acerca de la posibilidad de conformar una disciplina de carácter científico sobre la educación para la vejez y el envejecimiento. Algunos la consideran como una teoría y práctica educativa dentro del campo de las ciencias de la educación, mientras que otros autores adscriben al campo de la gerontología, como un ámbito multidisciplinario. Preferimos tener una perspectiva inclusiva y decir que ambas postras aportan a una educación gerontológica con una “mirada integral de la persona”, con beneficios amplios cunado se definen contenidos educativos para desarrollar aprendizajes de envejecimiento activo y saludable.

Por ejemplo, Margarita de 70 años llega a un centro de día, después de haber trabajado 35 años en el Estado, con su salud fragilizada, la autoestima debilitada y una red social disminuida. Buscando una actividad psicosocial que le permita aprender y sentirse contenida grupalmente. Pero con el tiempo y el proceso educativo realizado, descubre aquellos dispositivos psicosociales, herramientas que le permitirán hacerle frente a las dificultades como la tristeza, la depresión, el malestar, la falta de proyectos, y sentido de la existencia. Porque cuando no damos continuidad al aprendizajes a lo largo de la vida acontece que anulamos las habilidades, las capacidades y la confianza personal.

Ahora bien, ¿qué tipo de educación es la que están construyendo personas mayores como Margarita?

Históricamente, la educación para adultos tiene una larga tradición, podemos encontrar experiencias de educación asociadas a la alfabetización, la formación laboral, o la compensación de déficits socioculturales. Pero se ha llegado a formular una diferencia por la cual no se puede asimilar la educación de adultos a la “nueva educación para la vejez”. Por ejemplo, la educación de adultos puede tener el objetivo, a corto plazo de enseñar a leer y escribir, pero la “nueva educación para la vejez” tiene un sentido más amplio, que no anula el anterior, pero que busca transformar integralmente las condiciones biopsicosociales y culturales necesarias para tener una vejez con bienestar y disfrute.

En este sentido la educación para la vejez y envejecimiento es una educación integral, que nos permite mejorar aquellos aspectos necesarios para nuestra vida, desde el cuidado de la salud y la nutrición hasta el bienestar emocional, convirtiéndose en oportunidades de transformación. También permite el desarrollo de todo el potencial humano posible. Este tipo de educación, si bien se conecta con la vejez, es reconocido como un saber intergeneracional ya que debiera abarcar todas las etapas de la vida, como preparación para tener una vejez y un envejecimiento con bienestar.

Hay especialistas que dicen que este tipo de educación surgió en los últimos cuarenta años gracias a las acciones de los organismos internacionales como causa principal de la extensión de la educación para la vejez. Con recomendaciones como la de la Primera Asamblea Mundial del Envejecimiento del año 1982; en Viena, Austria. Que refiere en el Punto g) Art. 75… que estamos ante cambios en los conocimientos “que indican que las instituciones educacionales de la sociedad deben ampliarse para dar respuesta a las necesidades de educación durante todo el transcurso de la vida. Ese enfoque de la educación indica la necesidad de proporcionar educación a los adultos permanentemente, que incluya la preparación para el envejecimiento y la capacidad de usar del tiempo en forma creadora”.

En cambio otros autores relacionan el origen de la educación para la vejez y el envejecimiento con una multiplicidad de factores, pero fundamentalmente con una ruptura con las concepciones sobre la educación de siglos anteriores. La nueva educación para la vejez asume a la persona como un sujeto activo y portador de saberes que pueden ser puestos en valor para el aprendizaje personal y social. No es, necesariamente una educación para cubrir los déficits de alfabetización, sino una educación para el desarrollo de todas las inteligencias múltiples presentes en las personas. Que permitiría afianzar a la persona mayor en su autonomía, independencia y autorrealización durante la vejez y el envejecimiento.

Por eso las personas mayores que se inscriben en este tipo de actividades educativas al finalizar un ciclo anual evalúan como muy positivo lo aprendido a corto plazo, pero fundamentalmente reconocen el gran cambio operado en su vida y en una nueva forma de percibir la realidad transformada. Teresa, luego de asistir dos años a un taller psicosocial dice por ejemplo, “venir aquí me cambio la vida, desconocía que podía aprender esto y que me haría tanto bien”…

Además, la nueva educación para la vejez y el envejecimiento cambia la relación de poder considerada necesaria, por viejas teorías educativas, para la realización del acto educativo. La persona deja de ser un mero receptor de contenidos y se convierte en un sujeto activo y productor de saberes. Hay un reconocimiento de los saberes colectivos. La autoridad del docente deviene de la calidad de la interrelación que puede construir en el acto educativo con el grupo y no necesariamente de lo que él sabe. Desde esta perspectiva, el mejor acto educativo, es el que pone en valor “el elemento”, o inteligencia que es nuestro talento, y con el cual disfrutamos hacer.

En este tipo de educación, la clave metodológica es aprender a ser parte y tomar parte de en grupo, ya que en el grupo se recupera la palabra y las capacidades de cada persona, las diferentes perspectivas e identidad del sujeto que aprende con el fin de construir saberes múltiples para la vejez. Estos saberes pueden abarcar todas las dimensiones de la persona, como los aspectos físicos, biológicos, sociales y culturales, psicológicos y emocionales, los criterios para tomar decisiones, la experiencia la historia, los derechos a ser reconocidos, etc. Y por ellos se constituirá un repositorio de conocimientos que serán de utilidad para resolver las diferentes vicisitudes de la vejez y envejecimiento.

Aportes más relevantes de este tipo de educación:

  • Permite la participación en la vida social y el descubrimiento de oportunidades para enfrentarse a los cambios de distinta naturaleza
  • Propicia la formación de ciudadanía y derechos en todas las etapas de la vida y la participación en formación de políticas públicas
  • Promueve la transformación y renovación de la personalidad y la liberación de las opresiones psicológicas o sociales debidas a las condiciones previas o actuales.
  • Ofrece oportunidades para explorar y explotar aquellas potencialidades de las que no se sabían portadores o no habían podido usar
  • Promueve la incorporación de recursos personales para hacer frente a los procesos de desestabilización personal que generan los cambios sociales, culturales, y en el sistema de valores
  • Profundiza las razones para vivir, facilitando la integración social y el valor que las personas se atribuyen a sí mismas
  • Permite reconstituir el auto-concepto y autonomía de una persona que pasa de la dependencia a la autodirección a medida que aprende.
  • Permite acumular un repositorio de experiencias que constituyen su principal recurso para el aprendizaje
  • Aporta a la motivación y el mantenimiento de las metas de aprendizajes nuevos y que sean muy significativos
  • Permite una reconstrucción particular de la experiencia personal y vital
  • Permite re-significar y reafirmar la identidad
  • El tiempo, deja de ser un factor productivo de mercado y se convierte en un medio y un facilitador para el disfrute
  • Permite prevenir la declinación de las funciones cognitivas y físicas
  • Establecimiento de nuevas redes sociales y vinculares
  • Fortalecer los lazos de pertenencia comunitaria
  • La ampliación de los contenidos representacionales generados en la cultura para percibir y transformar la realidad vivida.
  • La búsqueda de un desarrollo integral y el desarrollo de las potencialidades.

Autor: Lic. Guillermo G. Rodríguez.

Bibliografía de referencia

Primera Asamblea Mundial del Envejecimiento del año 1982; Viena, Austria. Punto g) Art. 75

Urbano, C. Yuni, J. (2005); La educación de adultos mayores, Teoría, investigación e intervenciones. Editorial Brujas.

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