Una Vida Autorrealizada
A menudo se asocia el envejecimiento saludable con actividades que involucran la realización de actividades físicas y aprendizajes de comportamientos saludables. Pero, el concepto de envejecimiento saludable es más amplio e integral. Incluyendo la posibilidad de conectar con la motivación de lograr una vida autorrealizada.
Lo trascendental de este concepto es que incluye las disposiciones humanas, naturales o adquiridas para asumir determinados cambios que reflejen el crecimiento y logro de metas y objetivos personales. Las disposiciones en la vejez constituyen un dispositivo importante para movilizar la motivación para emprender un estilo de vida con sentido y gratificación por lo que se realiza.
En la actualidad, el término ha sido formulado como un principio de derecho humano de las personas de edad; como una oportunidad que debe ser garantizada a través de propuestas educativas y de disfrute, como condición necesaria para que las personas de edad puedan desarrollar todo el potencial posible y tener sentido de realización.
En el año 1991 la Organización de las Naciones Unidas estableció la autorrealización como un principio a aplicar para avanzar en la promoción de la calidad de vida. Diciendo que: “las personas de edad deberán poder aprovechar las oportunidades para desarrollar plenamente su potencial”.
Además formulo que: “deberán tener acceso a los recursos educativos, culturales, espirituales, y recreativos de la sociedad”. Recomendaciones también asumidas en el artículo 3 de la Convención Interamericana de los Derechos Humanos de las Personas Mayores del año 2015.
Es de interés gerontológico ya que en el diseño de lo humano contamos con una aspiración por la superación y el desarrollo de todo el potencial, independientemente de la edad. Implica aprender nuevas cosas, que traspasen las propias fronteras. Manifestándose, en ocasiones, como «una necesidad de auto-exigencia de trascendencia, como inquietud, como cierta insatisfacción, como una pertinaz llamada a buscar una vida mejor… hacia la autorrealización». (Quitmann, 1989).
Perspectivas sobre la “autorrealización”
Autorrealización como motivación y necesidad. ( Maslow, A. 1983, 1991)
Abrahan Maslow (1943), identifica la madurez personal como autorrealización. Ésta supone un proceso de trascendencia desde las necesidades básicas, hacia las necesidades superiores: «la satisfacción de necesidades fisiológicas, de seguridad, sociales, de estima y reconocimiento hasta llegar a una necesidad superior de autorrealización».
Por medio de una superación de necesidades, desarrollamos el crecimiento para “llegar a ser persona”. “Ser una persona es alcanzar la madurez y la autorrealización”.
El ámbito de la motivación humana se halla regido por un principio organizacional de orden jerárquico, de modo que las necesidades de crecimiento, que conducen a la autorrealización, están situadas por encima de las necesidades fisiológicas y de seguridad. En este sentido, en una dinámica hacia la autorrealización es fundamental poder resolver las necesidades básicas, para poder alcanzar las superiores.
La madurez y autorrealización de una persona sólo acontece de un modo completo cuando sus potencialidades están desarrolladas y actualizadas plenamente. Cuando ha aprendido todo lo que estaba latente en ella para llegar a ser la persona que esperaba ser.
El continuo ascendente de la jerarquía de necesidades de Maslow acaba en la autorrealización, podría decirse que es la única necesidad propiamente dicha y el estado resultante de un proceso de crecimiento que tiene que ser frecuente entre la población adulta.
Entonces, cuando nos sentimos desmotivados en la adultez tendríamos que poder preguntarnos: ¿Qué necesidades hemos desatendido? Tal vez estemos ocupando mucho tiempo en algún tipo de necesidad recurrente y hemos desatendido la vida social y las actividades de aprendizaje, de disfrute personal, que nos «completan» como persona.
Para esta perspectiva, las necesidades de autorrealización son: necesidades de ser, motivación de crecimiento, de disfrute, de sentido de la propia existencia. Tan relevantes para tener bienestar y calidad de vida en la vejez.
Autorrealización como completitud o consumación del curso de la vida humana. (Bühler, Ch. 1962; Frankl, V.1994)
Para Bühler (1962), se considera como autorrealizada a la persona que dirige su vida hacia metas y objetivos que representan sus valores y el sentido de su vida. Desde esta postura la autorrealización define la importancia de tener metas a alcanzar en la vejez. Es una lucha de superación de dificultades para una integración de lo vivido, nunca carente de tensión, entre diversas metas y objetivos.
La autorrealización consiste en delimitar qué metas y objetivos hay que alcanzar para logar una vida plena o en su defecto también malograda; lo que implica realizar un balance de vida, durante el trayecto vital. La autorrealización es una vida culminada, un sentimiento de completitud o consumación, que presupone que se hayan potenciado las tendencias básicas de la vida y logrado los objetivos.
Bühler concluye que: «la autorrealización es el resultado positivo o negativo de un balance vital, dependiendo directamente de la tensión de cuatro tendencias»:
- Tendencia a la satisfacción de necesidades.
- Capacidad de adaptación frente a las dificultades que nos auto-limitan.
- La expansión de nuestra capacidad creadora.
- Tendencia al mantenimiento del orden interno y un equilibrio que permita tener un buen balance final.
En la misma dirección de preocupación por el sentido de la existencia, se halla el concepto de voluntad de sentido de V. Frankl (1988), que viene a significar el esfuerzo que realiza la persona por hallar un significado a la propia vida, sentido que ha de descubrir y cuya plenitud debe alcanzar.
La Voluntad de Sentido: constituye la fuerza motivacional primaria en el hombre. La genuina peculiaridad de la vida humana es la “auto trascendencia”. Que es la capacidad del ser humano para abrirse a la realidad; para tomar protagonismo social y develar qué sentido tiene su vida más allá de sí mismo. La autorrealización esta fuera de sí mismo y hay que trascender socialmente para realizarse desde un rol protagónico en la vida social.
Los conceptos de autorrealización, como cumplimiento del curso de la vida (Bühler) o como voluntad de sentido (Frankl) subrayan la dimensión propositiva de la persona como necesidad existencial de autorrealización, pero a través de la vida social. Marcando la relevancia de definir un proyecto de vida en la vejez con objetivos y metas a alcanzar por medio de esa fuerza primaria y motivacional que es la voluntad de sentido. Otorgando sentido a la vida en un entorno social.
Autorrealización, un proceso para convertirse en persona integralmente. (Rogers, C. 1902-1987).
Esta tercera perspectiva enfatiza la idea de proceso, refiere que la persona con el tiempo puede acabar en la autorrealización, esto es convertirse en persona integralmente. Para esto debe revisar los aspectos de su vida que deben ser integrados como parte de un todo en equilibrio.
La persona que funciona integralmente, está “abierta a la experiencia”, sus constructos cognitivos son flexibles y cambiantes, susceptibles de modificación sobre la nueva evidencia proveniente de la vivencia interna. Supone descubrir la estructura de la experiencia en el proceso de vivirla. Se trata de entender el propio desarrollo como vía de “llegar a ser”.
Se trata de alguien que acepta la responsabilidad de su comportamiento, que se acepta a sí mismo y a los demás, capaces de adaptarse singularmente a las cambiantes circunstancias de la vida.
Esta peculiar apertura a la experiencia implica que la persona muestre una especie de “sensibilidad emocional amplificada”, mediante la cual puede experimentar de un modo más intenso la amplia gama de sentimientos humanos.
Para esta perspectiva la autorrealización destaca la importancia del crecimiento personal a lo largo de toda la vida y en todas las dimensiones de la persona. Supone una valoración de aquellos aspectos que presentan mayor sensibilidad y están pendientes de aprender.
Es ser parte de un proceso que siempre se produce en el seno de un proceso social e histórico, en el que nos involucramos mediante la actividad productiva con otros y consigo mismo. La construcción de la propia autonomía tiene que poder realizarse dentro de una mayoría social, crítica, activa y que no se conforme fácilmente.
Conclusión
La autorrealización es una disposición humana, natural o adquirida orientada a desarrollar la motivación de crecimiento personal, de aprendizaje, para la madurez y disfrute de lo alcanzado. Todos contamos con un «diseño» humano para la autorrealización.
Es un principio aplicable a los derechos humanos de las personas de edad que define que deben constituirse y brindarse oportunidades de aprendizaje para el desarrollo personal y de completitud de la vida en la vejez.
Como proceso, posee un carácter de balance, por lo realizado durante todo el curso vital evaluando necesidades resueltas, objetivos y metas alcanzadas o malogradas. De este modo la autorrealización puede ser esa vida culminada: «un sentimiento de completitud o consumación, de gratificación por el crecimiento y el desarrollo todas los aspectos potenciales, pendientes y posibles».
Frente al vacío existencial en la vejez, la autorrealización es un “motor” para la motivación que brinda voluntad de sentido para la vida, que se encuentra cuando se trasciende a los propios intereses y necesidades, por ejemplo cuando se asume el protagonismo social del voluntariado solidario entregando el tiempo y esfuerzo para el bienestar del “otro” que lo pueda necesitar, aún en situaciones de limitación de contacto.
Por lo tanto, la autorrealización es parte de un proceso que desarrollamos y alcanzamos cuando estamos abiertos a nuevas posibilidades y experiencias.
Es un aprendizaje permanente. La persona autorrealizada es alguien que acepta la responsabilidad de su comportamiento, que se acepta a sí mismo y a los demás, y que es capaz de adaptarse singularmente a las nuevas circunstancias «nutriéndose» de ellas.
Fuentes:
«Teoría de las necesidades Humanas». Abraham Maslow. «El Hombre en busca de Sentido». Víctor Frankl. «El Proceso de Convertirse en Persona». Carl Rogers.
Compilación y Edición: Lic. Guillermo Rodríguez
Editado Enero 2024
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