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Cerebro y Nutrición

Nuevas respuestas vienen a revitalizar el abordaje de la vejez y el envejecimiento, desde las disciplinas de la Nutrición y las Neurociencias. Con el fin de actualizar conocimientos, para una vida cada vez más longeva, pero integrada en sociedad y con calidad de vida. 

Debemos asumir que el mejor abordaje posible de la vejez y el envejecimiento es de forma Multidisciplinaria. Donde las disciplinas de Nutrición y las Neurociencias también tienen sus aportes a considerar. Por lo cual, proponemos dar a conocer un reciente descubrimiento: la conexión que existe entre el cerebro y alimentos en seres humanas, y la incidencia  que posee esta conexión en las funciones cognitivas y la salud mental. 

Problemáticas del Envejecimiento

La realidad nos  muestra que las personas poseen muchos temores al envejecimiento, cuando evidencian una percepción de mayor lentitud en el aprendizaje, déficit de memoria a corto plazo, lentitud en la organización de información, falta de orientación en el espacio y menor capacidad para dar respuestas a situaciones problemáticas. Limitaciones para autorregular conductas y emociones. Pero sobre todo, miedo a no poder percibir bienestar mental. 

Por eso se hace relevante abordar y conocer los procesos mentales a través de los cuales podemos realizar cualquier cometido. Las funciones cognitivas nos permiten tener un papel activo: en la orientación en tiempo y espacio, la atención, la memoria, el lenguaje, la percepción y reconocimiento de objetos, la elaboración de las respuestas motoras, y las funciones ejecutivas.

Las funciones ejecutivas nos permiten anticiparnos a situaciones y establecer metas. Diseñar planes y programas en el tiempo, iniciar actividades y monitorearlas al momento de ejecutarlas. Autorregular conductas y comportamientos que nos permitan una adaptación esperada en el entorno social. Además de la flexibilización para incorporar nuevos aprendizajes y la organización del tiempo y el espacio. 

Actividades mentales que son muy relevantes en la vejez, ya que nos permiten seguir aprendiendo, pero también sostener una buena inclusión e integración social. Sobre todo cuando se cuenta con un entorno favorable, los recursos necesarios y un cerebro saludable.   

La Conexión entre Cerebro, Dieta y Salud

Un estudio reciente sobre la incidencia de los hábitos y dietas alimentarias y su relación con el cerebro humano ha demostrado la conexión alimentos y la incidencia en zonas específicas del cerebro. 

Por primera vez se ha podido probar en seres humanos, que los problemas que se experimentan como trastornos cognitivos pueden tener su causa en el tipo de alimentos que se consumen, por la incidencia que poseen en una zona del cerebro conocida como “hipocampo” ; zona responsable del aprendizaje, la memoria, autorregulación, y la orientación en el espacio.

Ya se conocía que los hábitos alimenticios poco saludables podrían contribuir al surgimiento de muchas de las enfermedades no transmisibles comunes, como las enfermedades cardiovasculares, el cáncer, la diabetes y la obesidad. 

Además, de los cambios del contexto global, que inciden negativamente con una mayor ingesta de comidas rápidas y bebidas azucaradas. Facilitando en gran parte del desarrollo de la epidemia de la obesidad en adultos, pero también, en la niñez y juventud.

Actualmente, existen mucha evidencias que respaldan el papel que tiene una «dieta pobre» en la promoción de trastornos mentales, como la depresión y la demencia. Con patrones dietéticos que son altos en grasas saturadas y carbohidratos refinados, propios de un estilo de dieta occidental. 

Pero, también se ha demostrado que los patrones dietéticos saludables, propios de una dieta mediterránea, caracterizados por una mayor ingesta de alimentos ricos en nutrientes, como verduras, frutas, granos enteros y pescado, se asocia con una menor prevalencia, riesgos y síntomas de la enfermedades y los trastornos antes mencionados. 

Cambios en el Cerebro

Un estudio longitudinal realizado en Australia y liderado por la científica Felice Jacka, con personas de entre 60 y 64 años, ha descubierto la asociación entre el hipocampo, la dieta y la salud mental y cognitiva. Aplicando cuestionarios de dietas, hábitos alimentarios y estudios de imágenes de resonancias magnéticas del cerebro. 

Específicamente se ha centrado su estudio sobre lo que se conoce como “hipocampo”, una estructura cerebral asociada con el aprendizaje y la memoria, así como con la regulación del estado de ánimo, y específicamente implicado en la depresión.  

Además, el estudio denota la importancia de esta región cerebral, ya que es una de las dos únicas áreas del cerebro donde prevalece la neurogénesis adulta, donde se originan procesos de generación de nuevas neuronas. 

En el estudio se probó que los alimentos con alto contenido de grasa y azúcar reducen la proliferación neuronal, contribuyendo a una mayor producción de especies reactivas de oxígeno y regulación de los procesos proinflamatorios, lo que induce a un aumento de la neurodegeneración y deficiencias en el aprendizaje y la memoria. 

Por lo tanto, las dietas más ricas en nutrientes y alimentos ricos en antioxidantes estarían asociadas con mayores volúmenes del hipocampo, en cambio las dietas más altas en grasas saturadas y carbohidratos refinados se asocian con volúmenes más pequeños del hipocampo.

Se encontró que la ingesta de alimentos ricos en nutrientes aumentan la neurogénesis de nuevas neuronas y el tamaño del sector izquierdo del hipocampo. Específicamente, la ingesta más alta de alimentos poco saludables se asocian de forma independiente con un menor volumen del hipocampo izquierdo, afectando por lo tanto a las funciones cognitivas asociadas del aprendizaje, la memoria, recuerdos y regulación de conductas.  

Hasta donde sabemos, este es el primer estudio en humanos que demuestra asociaciones entre la dieta y el volumen del hipocampo, por lo que se habría probado que una longevidad con calidad de vida también está asociado con la adherencia positiva a hábitos alimentarios propios de una dieta de tipo mediterránea y la percepción del sostenimiento de salud mental. 

De este modo, cualquier programa de envejecimiento activo y saludable que emprendamos, debería incluir dentro de sus contenidos un patrón nutricional compatible con la dieta mediterránea que incluya, alimentos ricos en nutrientes naturales, verduras y frutas, granos y frutos secos, carnes de aves y pescado.

Sin desconocer y tener en cuenta, las barreras culturales y económicas para el acceso a los alimentos. Además, de ser necesario, acudir al profesional en Nutrición, para la socioeducación y asesoramiento gerontológico necesario para cada persona que decida vivir un estilo de vida saludable. 

Bibliografía

Fuente: Plataforma de Revistas científicas BMC Medicine: Link: https://bmcmedicine.biomedcentral.com/

Publicación Científica del estudio: BMC Medicine N° 13 Art. 215 (2015)

Autores: JACKA, Felice. CHERBUIM, Nicolás. BUTTERWORDTH, Peter.

Link de acceso al estudio: https://bit.ly/2GOLvgS

Link de video explicativo (creditos: lifeder.com): http://bit.ly/2m4KabX

Link de descarga app Dieta Mediterranea: http://bit.ly/2m3EIpO

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