Derechos del Adulto Mayor.
Defender la Vejez

Defender la Vejez

Cuál es el fin que tienen las campañas de publicitarias que niegan o exaltan la edad?

Si, «hemos naturalizado la discriminación por edad más que ninguna otra», quizás debamos pensar si su fin no sea el de reforzar está forma negativa de violencia y autoviolencia.

¿Has oído hablar del «edadismo»?

Se trata de la discriminación por cuestión de edad, basada en prejuicios y estereotipos, y afecta a millones de personas en todo el mundo.

El gerontólogo estadounidense y psiquiatra Robert Butler acuñó el término en 1968 (ageism) para denunciar la discriminación social de las personas de avanzada edad y defendió que la vejez puede ser una etapa productiva y saludable.

Nos ayudó a entender que el edadismo es otra forma de discriminación más, como el machismo o el racismo, que se manifiesta en todos los ámbitos de la vida y que es un problema de toda la sociedad.

¿Cómo se manifiesta el edadismo?

Para detectarlo no hay que ponerse lentes, como ocurre con el machismo, sino que hay que operarse de cataratas.

Ya que es algo que lo tenemos tan integrado en nuestro día a día, hecho carne, que es difícil detectarlo como una clara discriminación.

El edadismo está presente en todo, en el mundo laboral, en la política, en la moda, en el lenguaje de los medios de comunicación o en el humor y, además, nos condiciona para todo y a todas las personas, sin excepción.

El edadismo es sexista y también puede afectar a las mujeres de forma diferente, con frases como:

  • «A las mujeres no se les pregunta la edad”,
  • “Se te vas a quedar para vestir santos”,
  • “Las canas te hacen más vieja” o
  • “Te vistes como adolescente” entre otras.

Algunas de las expresiones que inciden en esta misma idea.

Juzgamos de manera más cruel a las mujeres según van cumpliendo años.

Lo vemos cada día en las redes sociales, en conversaciones entre amigos, o en el ámbito laboral, etc.

¿Existe alguna iniciativa que desarrolle una contranarrativa que se oponga a esta forma de hablar?

Lamentablemente, no podemos ser tan optimista en esto. En cambio en otros tipos de discriminaciones hay más activismo, respecto al edadismo, que de seguir así todos en algún momento vamos a sufrir.

Para el activista, Francisco Olavarria, debemos reclamar más estudios, más literatura y más personas que lo denuncien, independientemente de la edad que tengan. Es un compromiso que todos debemos asumir.

«Parece como si las personas tuviéramos fecha de caducidad».

Está forma de discriminación puede generar:

  • Exclusión social,
  • Baja autoestima,
  • Depresión, y
  • Otros problemas de salud.

Dar a conocer la discriminación y sus variadas consecuencias es la base para generar conciencia y activismo.

Comenzar a hablar y calificar positivamente a las personas de edad.

Si las personas mayores, como colectivo, estuvieran más implicadas en esta lucha como lo hacen en el feminismo: ¿La siguiente revolución social podría ser la de las personas mayores?

El feminismo priorizó otras conquistas y a la hora que sus activistas sean mayores, sentirán que la vejez no puede ser considerada como un castigo o un estigma.

Pero, quizás lo más importante sea que las generaciones más jóvenes, independientemente del género, también pueden decir: ¡Basta ya de discrimar por la edad!

Desde las instituciones de la sociedad civil se ha comenzado a prevenir con fuerza la discriminación bajo el lema #TratameBien, pero faltan políticas o campañas desde el Estado que aborden la discriminación por edad.

¿Qué se podría hacer y no se está haciendo?

Desde la comunicación o la publicidad y la educación se puede conseguir mucho. Se puede acompañar con pequeñas acciones, que son el inicio de una revolución que está por llegar. Ejerciendo una acción educativa constante desde el #BuenTrato.

Hay que mantenerse alerta para acompañar los cambios.

Hoy estamos pasando de una industria antiaging, con campañas de publicidad que quieren romper estereotipos sobre las mujeres con canas a otro fenómeno que incluye lo tecnológico menos fácil de visualizar: por ejemplo, con las app con filtros, que pueden «predecir los rasgos de la vejez».

Esto no es más que un fenómeno ilusorio, de exceso de positividad comunicacional, que intenta negar una conexión con el proceso natural del envecimiento. Construye una imagen subjetiva pasajera sobre rasgos físicos negativos.

En vez de poner el asiento en tener una vida activa y saludable, sin culpa y miedos que reconozcan la finitud humana.

¿Es una mera estrategia de marketing o puede suponer un punto de inflexión?

Si bien hay gerontologos que han sido críticos, se puede reconocer que estas campañas utilizan un pensamiento muy común que puede invitar al debate y al cambio.

Que reconozca, que sería preferible optar por la diversidad en todos los ámbitos, es decir, que cada cual decida cómo se siente e integra mejor, con canas, con implantes de pelo o con el pelo violeta, libres de discriminación.

Otro aspecto sobresalientes es que el edadismo se manifiesta con mucha frecuencia en el ámbito laboral, lo que resulta muy preocupante en una sociedad cada vez más envejecida.

No es el grupo poblacional mayor el que origina el problema, sino más bien donde se refuerza el edaismo, por lo cual, deben ejercer un fuerte activismo los mayores que elijan seguir activos laboralmente.

¿Cuáles serían los prejuicios o falsos mitos que frenan su contratación?

Prejuicios como:

  • Las personas mayores son menos diestras con las nuevas tecnologías,
  • Suponen más gasto que beneficio,
  • Viven en el pasado,
  • Son más rígidas y conservadoras…

Con una imagen social como está: ¿Quién va a querer a personas así? Son demasiados los prejuicios negativos asociados.

Más aún, pueden llegar a ser un fuerte mecanismo subjetivo, para justificar políticas de flexibilización laboral en la que la persona asuma las consecuencias, cómo autoviolencia, por medio de la culpa de ser mayor de edad.

Los juristas deberían empezar a tomar nota que la discriminación por edad o la vejez, si fuese motivos de delito, deberían castigarse igual que ocurre cuando el odio viene por el color de piel, el género, la condición sexual o la confesión religiosa, aunque pueda ser algo difícil de demostrar.

«Si estas discriminaciones se basaran en el sexo, género o etnia las encontraríamos inaceptables, entonces ¿por qué se permiten las discriminaciones por razón de edad?»

Enlace para ampliar: https://bit.ly/2O6NEbU

Fuente: web: www.mujeresenigualdad.com

Francisco Olavarría. Activista y gerente del Consejo Español para la Defensa de la Discapacidad y la Dependencia.

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